lunes, 15 de septiembre de 2014

Idiota

La conoció por casualidad. 
Ni siquiera llamó su atención. No tenía una belleza devastadora, ni siquiera de esas con la que giras la cabeza, para echarle mejor el ojo. Era ella, y su belleza blanca, sin nada que destacara.
No era a ella a quién quería conocer, sino a la otra, aquella de belleza de color, con unos ojos grandes y acento extranjero; aquella de la voz fuerte, de la que todos querían saber si era soltera, aquella que termino en el olvido por el idiota
El idiota no se fijo, pero, ella lo miraba; sentía que había algo en él digno de conocer, algo en esos ojos tristes que podría confortarla, hacer quererlo o simplemente sentarse a su lado en silencio.
Ella sabía que su belleza era blanca, y no intento nada.
El idiota miro por tercera, cuarta y quinta vez, en cada oportunidad la belleza fue tomando un color un poco mas fuerte que el blanco; y la belleza de  aquella, fue perdiendo color. Quizás la belleza de aquella fluía hacía ella despacio, en un susurro, pensó él.
Lo que el idiota no sabía, era que la belleza blanca es la mas bella. Cada uno le pone su propio color, y agrega tonalidades de sí mismo, y se mezclan con los de ella; y cuando menos lo imaginas los colores son tan cegadores que debes poner tu mano de sombrilla o te daña los ojos. 
Cuando los colores ya no dañan, aparecen los colores oscuros, sus detalles, sus penas, sus inseguridades, sus fracasos, comienzan a colorear también su belleza. 
Aquí es cuando los colores del idiota comienzan a mezclarse con los de ella, mientras conversan, ríen o se insultan (las damas también  insultan). El problemas es, ¿que sucede si los colores terminan dañandose mutuamente?  o ¿ si la mezcla termina en una masa sin brillo y nada de color?
Podemos agregar color, ver si mejora o enamorarnos del color oscuro, como se ama la noche, como se ama la luna.
El idiota no lo pensó así. Es demasiado inseguro para arriesgarse a un color oscuro; el idiota prefiere correr a una belleza de color, no quiere descubrir el color de ella, no quiere atreverse a mezclar sus colores; no quiere fallar.

El idiota y ella, no están juntos. Ella siguió y busca quién entienda que lo bello, no siempre brilla, que no siempre es hermoso o cegador a la primera mirada.

El idiota, volvió a una chica de belleza de color; y bueno, sigue siendo un idiota.