domingo, 2 de septiembre de 2012

Unas lucecitas tras mis parpados

Las luces parpadeantes lograban atravesar mis parpados cerrados. La música se metía no solo por mis oídos, sino que por cada poro de mi piel; sentía una gota de sudor bajando por mi espalda libre,  la polera que llevaba esa noche  me daba esa  posibilidad.
Estaba cansada, mis pies enfundados en unos zapatos de tacón fueron, quizás, una mala opción.
 Me sentí  libre, como hace mucho que no me sentía... quería bailar, solo eso... bailar.
me sentí linda
 me sentí feliz
Baile sola mucho rato, sentía las risas a mi alrededor, empujones en mi espalda o en uno de mis hombros.
yo seguía en eso...bailando...
 la música cambiaba de género, de ritmos, de velocidad, de intensidad
 mis brazos subían y bajaban, mis ojos cerrados no querían ver nada, o a nadie, que los distrajera de  la crucifixión que llevaban en ese momento.

Sentía como, con cada gota de sudor, se extinguía cada pena, cada rabia y cada mal momento pasado,
 estaba libre.
 De cuando en cuando me llevaba a la boca la botella de corona, y daba un largo sorbo.
La cerveza helada  bajaba hasta mi estómago, sentía como se metía en mi sangre y  me subía  a la cabeza
 Quise reír, reír como nunca antes, pero no lo hice
decidí guardarla y poder dosificarla para los días de pena, para tener siempre un poquito de esa sensación de éxtasis en mi piel.


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